Al final esto es cuestión de echarle imaginación. Vale que el cine es un arte bastante caro, pero de vez en cuando nos encontramos con que una idea sensacional y bastante baratita es capaz de meterse a medio mundo en el bolsillo. Hoy hay que hablar de Más allá de los dos minutos infinitos.
Al volver a su apartamento al final del día, Kato, dueño del Café Phalam, se ve a sí mismo hablándose desde la pantalla de su propio ordenador, con un mensaje bastante curioso: “Soy el yo del futuro. Dos minutos en el futuro”. La pantalla de su cuarto y la del ordenador de la cafetería están conectadas de alguna manera que no se puede explicar. Kato vuelve a su establecimiento y, junto a sus clientes habituales, empieza a explorar un fenómeno inexplicable.
Cualquier cosa que os dijésemos de Más allá de los dos minutos infinitos quedaría lejos de hacerle honor a una de las mejores películas jamás rodadas sobre bucles temporales. Es que no puede ser más inteligente. Sorprende que para hacerla realidad se necesitasen únicamente 27.000 dólares de presupuesto y un iPhone utilizado como cámara.
Si todavía pensáis que esto es una cutrada y que se nos está llenando la boca al hablar de Más allá de los dos minutos infinitos, os recomendamos un paseo por Filmin y Prime Video para flipar un ratito en bucle con esta joya de la ciencia-ficción.