Una de nuestras aficiones principales en esto del cine es la de defender a M. Night Shyamalan. El sensacional director tiene una extraña facilidad para generar defensores y detractores a partes iguales. Y es que, desde que firmase uno de los mejores finales de la historia del cine con la maravillosa El Sexto Sentido, parece que todo el mundo le pide siempre una obra maestra con giro final de leyenda.
Así, poco a poco las cosas se iban complicando para Shyamalan. El director se encontraba con serios problemas después de firmar tres películas tan flojitas como El incidente, Airbender y After Earth. Parecía que había perdido definitivamente el favor de crítica y público. Es ahí cuando decidía volver a los orígenes con la que, seguramente sea la película más importante de su carrera y la más olvidada.
En el año 2015, M. Night Shyamalan se descolgaba con una cinta de apariencia modesta, pero que funcionaba las mil maravillas. La visita nos acercaba a la historia de una madre que decidía dejar a sus hijos una semana en la granja de sus abuelos, situado en una zona remota de Pensilvania. Las pobres criaturas descubriendo entonces que hay cosas francamente extrañas e inquietantes en el comportamiento de sus abuelos. Bueno, igual decir “extrañas” es quedarse corto.
Efectivamente, La Visita fue fundamental para rescatar del olvido a un M. Night Shyamalan que regresaba entonces a lo más alto. Una joya del cine de terror disponible al fin en el catálogo de Netflix.