Es ya uno de los mayores fenómenos de la historia de Netflix. Pese a que todos recibíamos la serie de acción real de One Piece con enorme escepticismo, la realidad es que la jugada ha salido a pedir de boca. Encantadora y la mar de divertida, la ficción que se ha sacado de la manga la plataforma de streaming es una auténtica maravilla. No es de extrañar que ya se haya anunciado un ambicioso proyecto de cara a los próximos años, con un mínimo de seis temporadas.
A priori suena todo de forma genial, pero los responsables de la serie ya intentan buscar soluciones a un problema que les puede ocasionar más de un quebradero de cabeza. ¿Qué pasaba en las películas de Harry Potter o en las temporadas de Stranger Things? Pues que el paso de los años provocaba que los protagonistas fuesen mostrando un cambio físico sustancial de un año a otro. Los actores crecen y eso es inevitable.
A la vista de los tiempos en los que se mueven las series en la actualidad, no sería descabellado pensar en que cada nueva temporada de One Piece tardaría en llegar un año y medio. Esto provocaría un cambio de aspecto en los protagonistas que no parece ajustarse demasiado al espíritu de la serie.
Ante esta situación, los responsables de One Piece están tratando de buscar una opción de producción que pueda evitar esos problemas. Rodar varias temporadas a la vez es una de las opciones que se barajan. Los protagonistas tienen alrededor de 20 años y podríamos estar hablando de que dentro de cinco temporadas se muevan cerca de los 30, lo que ya no cuadra mucho con One Piece. Veremos lo que se les ocurre.