Nuestra devoción por Yorgos Lanthimos viene de años atrás. Allá por el año 2009 se plantaban nuestras vidas una audaz película llegada desde tierras griegas y titulada Canino. Era el principio de una trayectoria cinematográfica marcada por un estilo de esos que se pueden reconocer con un solo plano. Audacia y humor negro a partes iguales para ir fraguando una carrera espectacular y qué hora llega a lo más alto con esa escandalosa obra maestra titulada Pobres criaturas.
Después de arrasar en el pasado Festival de Venecia, la película hacía su puesta de largo en nuestro país gracias al Festival de Sitges, para confirmar lo que estábamos sospechando desde hace tiempo: Difícil será ver una película mejor este año. Pobres criaturas desarrolladora por muchas razones, pero principalmente porque no se guarda nada. Con la inestimable complicidad de Emma Stone, el bueno de Yorgos Lanthimos se lanza a la gran pantalla con una generosidad difícil de ver en cualquier disciplina artística. Va con todo, tanto en lo que cuenta como en la forma de contarlo. Maravillosamente excesiva, ese viaje vital que propone desde la “infancia” hasta la madurez resulta una delicia. Un ejercicio de creatividad que será recordado siempre.
Bella Baxter es una joven revivida por el brillante y poco ortodoxo científico Dr. Godwin Baxter. Bajo la protección de Baxter, Bella está ansiosa por aprender. Hambrienta de la mundanidad que le falta, Bella se escapa con Duncan Wedderburn, un sofisticado y perverso abogado, en una aventura vertiginosa a través de los continentes. Libre de los prejuicios de su época, Bella se vuelve firme en su propósito de defender la igualdad y la liberación.
Pobres criaturas es muchas cosas y todas subrayables. Lástima que haya que esperar hasta el próximo 26 de enero para que todo el mundo pueda disfrutarla.