No queremos ni imaginar lo que habría ocurrido. Sylvester Stallone es uno de esos tipos a los que adoramos. Su aportación al mundo del cine en las últimas décadas resulta indiscutible, gracias a personajes tan sumamente emblemáticos como Rocky o Rambo. Pero la realidad es que estuvimos muy cerca de no ver nunca a este último, por una decisión de Stallone que habría acabado para siempre con nuestro queridísimo John Rambo sin tan siquiera llegar a ver la luz.
Tal y como ha confesado el propio actor, las versiones iniciales de montaje de Acorralado (First Blood) no le gustaban nada. De hecho, la película le parecía tan sumamente mala que decidió evitar por todos los medios que pudiese estrenarse. Y es que lo que se encontraba Sylvester Stallone era una versión que siempre se iba hasta las tres horas de duración, plagada de diálogos absurdos y situaciones ridículas. Sly estaba plenamente convencido de que se convertiría en un auténtico fracaso y que incluso podría llegar a dañar su carrera, por lo que tomaba una drástica decisión.
“Intentamos hacernos con los derechos de los materiales y destruirlo absolutamente todo. De verdad que en First Blood, lo juro por mi perro y mis hijos, tratamos de comprarlo todo para destruir los negativos”. Con estas rotundas declaraciones Sylvester Stallone dejaba más que claro que detestaba lo que estaba viendo. Por suerte, ante la imposibilidad de llevar a buen término su plan, optaba por otro camino.
Tras mucho trabajo de montaje, Acorralado (First Blood) llegaba a los cines en 1982 convertida en la película que hoy conocemos. Una cinta que resultaba un éxito arrollador y quedaba el pistoletazo de salida a una de las sagas de acción más famosas de la historia del cine. Ver para creer.