Se convirtió en el centro de las pesadillas de millones de espectadores. Corría el año 1.999 cuando una cinta la mar de pequeñita se convertía, contra todo pronóstico, en un sorprendente fenómeno. De hecho, en uno de los fenómenos más grandes de la historia del cine. El proyecto de la Bruja de Blair lo petaba de una forma difícil de describir. Una idea maravillosa ejecutada con suma habilidad y que calaba entre el gran público de manera espectacular.
Daniel Myrick y Eduardo Sánchez rodaban con un presupuesto ridículo, un filme de terror apostando por estilo un estilo found footage (metraje encontrado) y que conseguía crear entre los espectadores esa falsa pregunta de si lo que estábamos viendo era algo real. Una fórmula realmente inteligente. La cinta se presentaba con las grabaciones originales de la cámara con la que Heather Donahue, Joshua Leonard y Michel Williams se adentraron en un bosque de Maryland para nunca volver. Buscaban arrojar un poco de luz sobre el misterio de la Bruja de Blair, pero lo que encontraron fue… ¡Una millonada!
60.000 dólares era lo que se gastaban en rodarla. Después de eso, a la vista de que el material era muy potente, se invertían otros 300.000 en post-producción. Un presupuesto irrisorio que encontraba un retorno de proporciones épicas. Menos de 400.000 dólares invertidos que se convertían en 250 millones de dólares solo en beneficios de taquilla. Eso por no hablar luego de su espectacular desempeño en plataformas de otro tipo, en días en los que los videoclubs todavía funcionaban a pleno rendimiento. Todo un hito dentro de la industria del cine que hoy sigue siendo referencia. Y es que El proyecto de la Bruja de Blair es la película más exitosa de la historia del cine.