Era una de esas intérpretes que lo tenían todo. Como su propio apellido dejaba claro, Bridget Fonda provenía de una de las familias de actores más importantes de la historia del cine. Hija de Peter Fonda y nieta del inmenso Henry Fonda, la carrera de la joven pronto empezaba a despuntar. Y es que, al margen del valor de la estirpe, la actriz demostraba que talento le sobraba para triunfar en la industria. A ello se unía una belleza arrolladora con la que enamoraba a medio mundo en la década de los 90. Un mundo que hoy queda solo en un recuerdo.
Jackie Brown, El padrino 3, Te puede pasar a ti, El beso del dragón, Mandíbulas… La sucesión de éxitos de Bridget Fonda era enorme, pero el tiempo la iba dejando sin muchas ganas de cine. Desde su nacimiento había estado expuesta a los objetivos de las cámaras. De alguna forma, esa Bridget Fonda a la que el público adoraba estaba harta de su vida. Le apetecía disfrutar de la vida, al margen de las miradas de todo el mundo. Quería una existencia familiar e íntima.
En el año 2022, Bridget Fonda protagonizaba La reina de las nieves. La cinta se convertiría, a la postre, en la última de su carrera. Decidía entonces casarse con el genial compositor Danny Elfman y llevar a cabo su plan maestro.
Hoy, a sus 60 años, Bridget Fonda lleva más de dos décadas alejada de la vida pública. De hecho, resulta particularmente sorprendente el profundo cambio experimentado a lo largo de este tiempo. Diríamos que cuesta reconocerla, pero más adecuado sería afirmar que resulta completamente imposible. Esta es ahora Bridget Fonda.
Año 2002, no 2012 que hace nada de eso