15 curiosidades de Blade Runner que te harán ver la película con otros ojos

Si eres de los que creen que Blade Runner es solo una peli de ciencia ficción con neones y lluvia, prepárate para que se te caiga la mandíbula. Detrás de esta obra maestra dirigida por Ridley Scott se esconde un universo plagado de anécdotas, decisiones de última hora, y momentos de pura magia (y caos) creativa. Hoy nos sumergimos en 15 curiosidades que demuestran por qué esta distopía sigue brillando como un replicante bajo la lluvia. Póntelo cómodo, que vamos al lío.

1. El título Blade Runner no aparece en la novela original.

La película está basada en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick. El nombre Blade Runner lo tomó Ridley Scott de un guion de William S. Burroughs, quien a su vez lo había sacado de una novela de ciencia ficción médica. A Scott le gustó porque sonaba “futurista”.

2. Harrison Ford odiaba la narración en off.

El estudio obligó a incluirla para “aclarar” la trama, pero Ford la grabó sin ganas, en tono monótono, esperando que no la usaran. No tuvo suerte: se mantuvo en la versión original hasta que el montaje final de 2007 la eliminó para siempre.

3. Philip K. Dick nunca vio la película terminada.

El escritor murió unos meses antes del estreno, en 1982. Solo llegó a ver 20 minutos de metraje inacabado… pero le encantó. Dijo: “Es exactamente como lo imaginé”.

4. El monólogo de Roy Batty fue improvisado.

Rutger Hauer reescribió el discurso final de su personaje la noche antes de grabarlo. La frase “Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia” es totalmente suya.

5. Los carteles de neón del set eran reales.

Atari, Pan Am, Coca-Cola… Todas tenían publicidad visible en el Los Ángeles de 2019. Irónicamente, muchas de esas marcas desaparecieron pocos años después de que se estrenara la película.

6. Ridley Scott nunca leyó la novela completa de Philip K. Dick.

Solo hojeó algunas páginas y optó por construir su propia visión del futuro. Se centró más en la estética que en el guion original.

7. La famosa paloma blanca casi arruina el final.

En el clímax, la paloma que libera Roy Batty se negaba a volar porque el cielo londinense estaba demasiado gris y húmedo. Tuvieron que iluminar el cielo artificialmente para lograr el plano.

8. El rodaje fue un infierno para el equipo.

Se trabajaba en jornadas larguísimas bajo lluvia artificial. Los técnicos se amotinaban y Ridley Scott acabó colgando una camiseta que decía: “Sí, soy de Inglaterra y lo sé”, para calmar los ánimos.

9. El “Unicornio” del montaje del director es clave.

La inclusión de la escena del unicornio en el montaje del director de 1992 avivó la teoría de que Deckard es un replicante, algo que Scott ha apoyado públicamente desde entonces.

10. El edificio Bradbury es real.

El apartamento de J.F. Sebastian está en el Bradbury Building, un edificio emblemático en Los Ángeles que todavía se puede visitar.

11. Sean Young tenía solo 21 años cuando rodó la película.

Interpretó a Rachael, un personaje mucho más maduro que su edad real. Durante el rodaje, tuvo problemas con Ford, y su relación fue bastante fría fuera de cámara.

12. La banda sonora de Vangelis fue un éxito aparte.

Aunque en un principio no se lanzó oficialmente, la música se convirtió en legendaria y finalmente tuvo un lanzamiento completo en 1994. Hoy es uno de los trabajos más aclamados del compositor griego.

13. El primer borrador del guion tenía un tono más policiaco.

El enfoque original era mucho más estilo cine negro clásico, con un detective duro al estilo Humphrey Bogart. La estética final y el tono melancólico llegaron después.

14. Se usaron miniaturas de Star Wars en los decorados.

Algunos edificios de Los Ángeles 2019 tienen piezas recicladas de las naves espaciales de Star Wars. Los modelistas trabajaron en ambas películas.

15. Blade Runner tuvo 7 versiones distintas.

Entre montajes previos al estreno, el montaje internacional, el del director en 1992 y el montaje final de 2007, existen siete cortes oficiales diferentes de la película. Algo que refleja la complejidad de su proceso creativo.

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