En 2024, el veterano de las artes marciales y el cine de acción de serie B, Dimitri Logothetis, decidió regalarnos esta joya envenenada llamada Furia (Gunner). La película está protagonizada por Luke Hemsworth, el Hemsworth que a veces pasa desapercibido hasta en su propia casa, interpretando a un ex marine llamado Lee Gunner que, cómo no, solo quiere pasar el día de pesca con sus hijos. Pero el pobre hombre se topa con un cartel de narcotraficantes que trafica con personas. Y claro, se lía parda.
Lo que debería haber sido una simple película de acción directa y sin pretensiones, se convierte en una parodia involuntaria. Y lo peor es que no hace ni pizca de gracia. El guion es un compendio de clichés escritos con desgana, donde los diálogos parecen haber sido improvisados a base de frases hechas de películas mejores (y eso incluye algunos videojuegos de los 90). El protagonista suelta frases como “nadie toca a mi familia” o “esto se va a poner feo”, con la misma pasión que el locutor del metro cuando anuncia el próximo tren.
Luke Hemsworth hace lo que puede (o eso queremos creer), pero aquí está más perdido que un GPS sin cobertura. Su interpretación es plana, robótica, como si estuviera leyendo un PowerPoint de motivación empresarial. Pero el desastre no termina ahí. El villano, interpretado por Morgan Freeman —sí, Morgan Freeman, que parece haberse dejado convencer después de leer solo la portada del guion—, da la sensación de haber rodado sus escenas desde el sofá de su casa con un croma barato de fondo. ¿Qué hace Freeman en esta película? Es un misterio digno de un documental de Netflix.
La acción, que debería ser el plato fuerte, es otro cantar: coreografías torpes, montaje mareante y efectos especiales dignos de un videojuego de 2005. Las explosiones parecen sacadas de una app de edición de vídeo, y los tiroteos carecen de toda lógica física y narrativa. Hay un momento en el que Gunner derriba a un helicóptero lanzándole una granada a mano… mientras conduce una moto. Si te lo tomas como comedia absurda, quizás funcione. Si buscas tensión o adrenalina, mejor date un paseo.
El colofón lo pone la dirección de Logothetis, que aquí parece haber grabado todo en automático, sin ningún interés en contar una historia que tenga sentido o en cuidar la puesta en escena. Los planos son mediocres, el ritmo es soporífero y el resultado es una de las películas de acción más flojas, repetitivas y olvidables que hemos visto en años.
Si en algún momento piensas que “Furia (Gunner)” puede tener algo de redención en su mensaje, o en su épico clímax, lo siento: no la hay. Es un telefilme inflado de testosterona sin alma, una excusa para rellenar catálogo en streaming, donde terminará sepultada junto a otros experimentos fallidos del cine de acción.