Crítica | “Under the skin”, ¿algo más que un desnudo integral de Scarlett Johansson?

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¿Otra crítica de una película de Scarlett Johansson? Sí, sí… Podríamos decir que Under the skin nos atraía por tratarse de una cinta de ciencia ficción, por ser la tercera película de Jonathan Glazer, director de célebres videoclips, o porque mola su cartel ochentero vintage. Todo es verdad,  pero también es verdad que la Johansson es la protagonista indiscutible de Under the Skin y que sabíamos que iba a quitarse la ropa. ¿He oído algo sobre dos carretas?

No vamos a repetir lo que ya dijimos en relación a Lucy, la nueva película de Luc Besson. Scarlett tiene el encanto, (y no es un eufemismo, tiene otras cosas, pero también encanto), de las actrices de la era dorada de Hollywood. Ese encanto es presencia, es atractivo. Como Greta Garbo, Ava Gardner o Marilyn, Scarlett Johansson es más que una actriz de cine, es un icono. Quizás estemos exagerando al compararla con esas divas del cine clásico, pero en la actualidad pocas actrices poseen el magnetismo de la neoyorquina. Y ese magnetismo es, ante todo, taquilla. Pasta.

Pero no solo vale con poner a la Johansson en pantalla, como no valía con poner a Ava Gardner. Under the skin, es una película errada. Curiosa, enigmática, pero errada. Floja. La anécdota que constituye el eje de la historia se repite unas cuántas veces. Le tensión crece en un principio, luego llega la impaciencia cuando la historia deja de evolucionar. Y en el cierre no hay impacto. Under the skin es de esas películas cuyo desenlace se percibe fundamental.

Supongo que a muchos nos ha pasado que una película que no acaba de arrancar explota con un final adecuado. Confiaba en que Under the Skin fuese de esas, pero no. Si toda la película es abstracta y de calma tensa, el desenlace es previsible y vulgar. Una decepción, vaya.

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Bien es cierto que a esa fase de la película no llegamos demasiado motivados. Glazer sabe crear atmósfera. Con la música, la imagen y el escenario. El director británico extrae del paisaje escocés todo su potencial. El objetivo es construir un clima de amenaza, de turbia decadencia. El personaje de Johansson vaga por la ciudad buscando presas. El impacto inicial es notable. Luego, los sujetos cambian, pero el concepto es el mismo. Under the Skin nos va perdiendo, o somos nosotros los que no encontramos nada bajo la piel.

Se han citado numerosas influencias en la gestación de esta película: desde Tarkovski a Kubrick, pasando por Bresson. Las influencias no hacen una buena película. Hacen que el director se crea más culto y lo que es peor, provocan que el espectador se sienta más satisfecho de sí mismo. Pero la nutrición del ego no es el objetivo del cine. ¿Cuál es el objetivo del cine? No sé, el propio Tarkovski decía que el arte no requiere de entendimiento, sino de espíritu, de alma. El cine, para Tarkovski, se debe interpretar emocionalmente, no intelectualmente, ese momento de la empatía emocional -decía- surge en la oscuridad intelectual.

Tal vez Tarkovski era demasiado ambicioso, llegar a ese punto del que habla está solo al alcance de los poetas, sean poetas cinematográficos, literarios o musicales. Él lo consiguió con El espejo, pero en mi opinión el cine también puede ofrecer una reflexión intelectual. La conmoción espiritual y la satisfacción intelectual pueden combinarse en una propuesta artística. No sé si esta combianción es la que busca Glazer en su película, pero a pesar de sus intentos, hierra por partida doble.

Pero sigo con Tarkovski: “la gente que no tiene cultura, está mucho más dispuesta a interpretar espiritualmente el arte, porque carece de pretensiones, porque alguien que es culto está lleno de pretensiones“, o dicho de otra forma, el espectador intelectual tiene la necesidad de intelectualizarlo todo, de entenderlo todo, de rastrear influencias y atar cabos.

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Volviendo de los cerros de Úbeda, ¿hay influencias de esos cineastas citados más arriba en Under the Skin? Es muy discutible, pero no es importante. Lo importante es que la película no logra empatizar con el espectador porque carece de alma y, además,le falta profundidad más allá de su bello armazón estético. Obviamente, el espectador soy yo, y es mi opinión.

Por todo ello, Under the Skin es una decepción, una película de atmósferas, por momentos inquietante, pero huera, sin profundidad. El final es el que marca la diferencia, el que pone las cartas boca arriba. Era un farol, Glazer no llevaba un full.

Lo Mejor: La atmósfera, el ritmo tenso.

Lo Peor: El contenido no satisface al mismo nivel que su continente.  El final.