Crítica | “Exodus: Dioses y reyes”

exodus3

Tiene que ser la hostia ser judío. O musulmán. Creer en Cristo Salvador… o en Pablo Iglesias salvador. Acudir cada domingo a una misa nacional-madridista. En el estadio o el bar. O ser ateo practicante, esa raza porqueyolovalguista, o creer que la tecnología nos hará libres, o la ciencia, o la madre que los parió. Creer en algo, formar parte de algo más grande que uno mismo. Inmenso, eterno. Que dios esté de tu lado, sea quien sea y juegue en el equipo que juegue. Tener la certeza de que molas más que el otro, porque en lo que crees es cierto, porque lo dicen los tuyos, tu dios o tu tuitero estrella. Sí, tiene que ser la hostia creer, tener fe. Coger a un faraón del brazo y soltarle: “No ha muerto ningún hebreo, mi dios la tiene más grande que el tuyo, y lo sabes”.

No hay nada peor que querer (creer) y no poder, no sentir orgullo del escepticismo, sino miedo, soledad, hartazgo. Supongo que, ante todo, cuando se cree en algo (de verdad, no solo los días de quirófano o de finales de Champions League) te sientes seguro, orgulloso, acogido. El dogma, sea político, religioso o científico, es como una inmensa ñeta que te protege, o que crees que te protege…

Últimamente se hace difícil hasta creer también, en el cine, o en cualquier expresión artística, devorada por la maquinaria comercial, por la búsqueda del rendimiento material. Y es que uno se cansa también de esperar en la esquina a Ridley Scott, cheira en mano. Ya lo dijimos hablando de El Consejero, el bueno de Ridley es un juventicida, puso fin a la juventud de muchos espectadores el día que estrenó Prometheus. Pero ya pasó, perdonamos y olvidamos. Qué otra cosa podemos hacer, no somos judíos.

exodus1

Exodus: Dioses y reyes es otro blockbuster dirigido y producido por el veterano director ex de culto. Cuando el listón está bajo y no esperas nada del otro mundo cuando acudes al cine, las opciones de sorprenderte positivamente son mayores. Y aunque quizás estemos aun bajo los efectos de la sala de cine y su enorme pantalla (eso suele influir), podemos afirmar que Exodus es una película muy digna. Probablemente lo máximo a lo que ya aspire el cineasta británico.

He oído por ahí que si esta película la coge Steven Spielberg o Peter Jackson, lo borda. Hay mucho cachondo. Si la coge el primero, yo ni voy, no quiero saber nada del chantajista emocional más grande de la historia del cine. Por muy judío que sea. Curiosamente aquí tenemos a Steven Zaillian, guionista de La lista de Schindler. Zaillian parece el principal responsable de que este guión no se hunda en las aguas embravecidas de la playa del Cofete. No ofrece enjundia suficiente para pasar horas de discusión teológica, pero no trata al espectador como si fuese un niño grande.

La primera mitad de metraje es muy efectiva. Los diálogos son, a menudo, certeros y con importantes carga de profundidad. No solo reflexiona sobre dioses y faraones. Trata sobre esclavitud, revolución, dignidad. Y también sobre penitencia y fe, claro. El hecho de que esta primera parte de la película apueste por la palabra y no por los molestos estruendos digitales es un punto a su favor.

La reflexión sobre el origen y la historia del pueblo hebreo y el judaísmo deja interesantes reflexiones, algunas de ellas también críticas, lo cual es de valorar viniendo de donde viene… «Yo soy Dios», dice el faraón, mientras al otro lado del río se oye: «No, no, yo soy Dios… Y mi mujer también». Si escarbamos un poco en el mensaje y el trasfondo de la película, nos podemos divertir debatiendo.

exodus2

Pero para la segunda parte de Exodus quedan las plagas… La cinta decae un poco cuando perdemos de vista a Bale y Edgerton (El gran Gatsby), ambos notables en sus respectivos papeles. Llegan los esperados efectos especiales. Parece que muchos espectadores fueron al cine para ver a Moisés abrir las aguas. ¿Dónde están los millones de dólares, Ridley? ¿Te los gastaste en el helicóptero con el que cruzabas Jandía? Se supone que un blockbuster debe ser un espectáculo visual. Pues bien, en mi caso, Exodus me parece estupenda desde un punto de vista formal. Pero algunos espectadores igual querían que las aguas inundasen la sala de cine. No sé, yo no voy al cine a sufrir (solo) un chute sensorial, ni tampoco a jugar a la PlayStation…

Exodus no es la película del milenio. Está lejos de las grandes cintas de Ridley Scott, casi no hace falta ni decirlo… Pero ofrece dos horas y media entretenidas, por momentos sustanciosas a nivel de contenido, guiadas por el oficio del director británico, el digno guión de Zaillian y compañía, y dos actores en estado de gracia. Creo que hoy en día no se puede pedir mucho más a una superproducción hollywoodiense. Es lo que tiene ser un escéptico recalcitrante y victimista, no creo ni en la Meca del cine… Aunque ahora que lo pienso, soy victimista, soy un poco judío, voy a repasar la Torah…

Lo Mejor: Buena parte de los diálogos. No es una película superficial, ofrece algunos elementos de debate muy interesantes. El aspecto formal. Bale y Edgerton. Bale, angustiado, esperando la respuesta divina tras un risco: «¿I’m lost».

Lo Peor: Secundarios-florero. Algunas fallas en el ritmo narrativo en la segunda fase de la película. El niño Dios no me convence.. Pasarte la eternidad recordando que fuiste un pueblo perseguido y que tu dios mola más, es más viejo y más agresivo que el de los otros. «¿Qué pasará cuando dejemos de huir?» Pues lo que pasa ahora. Pero lo peor de todo, con diferencia, es querer (creer) y no poder.

Escrito por David Rubio para Alucine