NOTA: 8,5
Cuando “Mecano” se separó, sus tres integrantes cometieron el mismo error: intentar hacer música de “Mecano”. Los miembros del afamado grupo tardaron en comprender que ciertos elementos, al fragmentarse no se convierten en piezas más pequeñas de un todo, sino en piezas nuevas. Algo parecido le pasó a Alejandro González Iñárritu después de romper su fructífera sociedad con Guillermo Arriaga. Tras las magnificas “Amores Perros”, “21 gramos” y “Babel”, director y guionista emprendían caminos separados dejándonos a un Iñárritu triste y sin rumbo tratando de hacer películas de un estilo que nunca volvería. El mejicano tampoco entendía que las partículas del elemento que formaba con Arriaga no podían convivir la una sin la otra en ese mismo género. “Biutiful” nos lo demostraría a todos de forma dramática. Así las cosas, el director se metía en la bañera, la llenaba de agua y dejaba caer un secador enchufado dentro. No quedaba nada de su estilo, era el momento de reinventarse sin miedos ni complejos, y esa descarga eléctrica se llama “Birdman”.
“En el cine está todo inventado”… ¡Y un cojón de pato! (cualquier ocasión es buena para tirar de esta expresión). “Gravity” nos enseñaba el pasado año que en cuestión de forma la cosa no ha hecho más que empezar. Si con Alfonso Cuarón y su odisea espacial descubrimos al fin para que se había inventado eso del 3D, con “Birdman” el plano-secuencia entre bastidores de la obra de Michael Keaton deja en anécdota aquel “Soy Cuba” (1964) de Mijail Kalatozov. En neorrealismo italiano, la nouvelle vague… Id buscándole un nombre a esta panda de mejicanos de Iñárritu, Cuarón o Del Toro, porque el cine no tiene barreras para ellos. Lo de Emmanuel Lubezki va más allá. No sería descabellado empezar a hablar de uno de los directores de fotografía más grandes de la historia.
Bajemos la trascendencia un poco. Vamos a destilar la esencia de “Birdman”. Hablar de la película del hombre pájaro es hablar de su protagonista. Al más puro estilo “leyenda renacida”, Michael Keaton se marca el mejor trabajo de su carrera dentro de la piel de un actor aquejado de una cruel enfermedad: crisis de ego. La antaño estrella de la gran pantalla da vida a una vieja gloria del cine. Como hacía en su día Mickey Rourke en “El luchador” Keaton se enfrenta a un personaje con mucho de si mismo. Lo hace en clave de comedia amarga. El intento por ganarse el prestigio de un tipo de talento cuestionable adorado por las masas gracias a sus papeles en el cine de acción es el epicentro alrededor del que gira “Birdman”. La búsqueda de la redención artística mediante una obra de teatro en Broadway se convierte en el caldo de cultivo ideal para que el protagonista y un puñado de actores en estado de gracia nos regalen una de las obras más furiosas, salvajes y divertidas que han caído por la gran pantalla en bastante tiempo. El caminar de Edward Norton, las lágrimas de Naomi Watts, y los gigantescos ojos de Emma Stone forman, sin lugar a dudas, el mejor reparto del año. Casi nada…
Las virtudes se acumulan en una cinta que durante sus primeros sesenta minutos nos ofrece el mejor rato de cine del año. Pero cine es cine y teatro teatro, con todo lo que ello implica. Efectivamente, como no podía ser de otra forma, el principal y puede que único defecto de “Birdman” sea que la falta de oxígeno de un único escenario acabe por hacerse agobiante a medida que nos acercamos al final de su metraje. Ya saben: nadie es perfecto.
Sea como fuere el séptimo arte ha subido un escalón más. “Tragicomedia surrealista” podríamos llamarle. La cuestión es que la voz ronca del “Birdman” que nos susurra detrás de la oreja y que nos acompaña a lo largo de toda la película es fácilmente reconocible por cualquiera de nosotros. Lo que pasa es que le llamamos de forma diferente. Todo son buenas noticias pero lo mejor de ellas es que Michael Keaton y Alejandro González Iñárritu han vuelto, están hambrientos de cine y dispuestos a quedarse ¡Yeah baby!
Héctor Fernández Cachón
Magnífica película. El protagonista combina la difícil convivencia entre sí mismo y su alter ego que conviven difícilmente. Los gags excelentes, la puesta en escena, las tomas de la ciudad de Nueva York, el reparto, etc… Los próximos Óscars juzgarán…
Pero de que trata la pelicula?
Magnífica película. El protagonista combina la difícil convivencia entre sí mismo y su alter ego que conviven difícilmente. Los gags excelentes, la puesta en escena, las tomas de la ciudad de Nueva York, el reparto, etc… Los próximos Óscars juzgarán…
Pero de que trata la pelicula?