La historia del cine está plagada de grandes momentos, pero solo algunos consiguen trascender la barrera del tiempo para convertirse en instantes míticos. Sin lugar a dudas, uno de ellos podemos encontrarlo en “La Dolce Vita“. Concretamente, aquella inolvidable escena en la Fontana de Trevi. De aquello hace ya 55 años, pero la imagen de Anita Ekberg y su Sylvia es hoy una de las secuencias imprescindibles del séptimo arte. Esta misma mañana, la estrella de la actriz que acompañaba en aquel “baño” a Marcello Mastroinanni se apagaba a los 83 años de edad.
Objeto de los sueños húmedos de todos los hombres en los 50 y los 60, la actriz sueca tuvo tiempo de demostrar su inmenso talento también al otro lado del Atlántico. En 1955 se hacía con el Globo de Oro a la Mejor Actriz gracias a su papel en la cinta de William A. Wellman, “Callejón de Sangre”, pero siempre sería recordada por aquel momento que nos regalaba junto a Mastroinanni en la grandísima cinta del no menos enorme Federico Fellini, “La Dolce Vita”.
Hoy nos deja la mujer que conquistó a Tyrone Power, Fran Sinatra o Gary Cooper. Lo hace convertida en una leyenda que nadie olvidará.
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