Cada vez que un actor recibe en su correo un nuevo guión, siempre espera los mismo: Que en esas páginas aparezca un personaje poderoso que pueda transformarle en leyenda. El problema se produce cuando, después de estrenar la película te das cuenta de que todo lo que rodea a la cinta es demasiado grande. Tan gigantesco es el personaje que acaba por devorar al actor, que pasa a ser incapaz de sacudirse una imagen por la que todo el público le recordará para siempre. Frecuente con en los actores de televisión por la reiteración, en el cine es menos común encontrarse ese fenómeno llamado “encasillamiento”, pero haberlos, haylos. Si no, que le pregunten a los seis protagonistas de nuestro artículo de hoy.
Daniel Radcliffe: Ocho películas en Hogwarts y ser el elegido resulta un lastre singular. El caso de Radcliffe resulta especialmente doloroso, porque se trata de un actor con cierto talento y con ganas de trabajar. “La mujer de negro” o “Horns” son buena muestra del ímpetu de un actor que también ha mostrado buenas maneras sobre los escenarios londinenses. El problema es que son pocos los que se refieren a él por su nombre en vez de por el del joven mago que le dio la fama: “Harry Potter”.
Linda Blair: Curioso el caso de la actriz de Misuri. Si decimos que su personaje era el de una niña llamada Regan, seguramente no sean muchos los que sepan de quien se trata, pero si nos referimos a ella como “la niña de El Exorcista”, la cosa cambia. La joven actriz lograba en su día el Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto, pero ese sería el fin de su carrera. Hoy tiene 64 años y no cuenta con ningún personaje reseñable en su filmografía más allá que el de la famosa niña malhablada y capaz de bajar las escaleras con un estilo de lo más peculiar.
Malcolm McDowell: La enfermizamente perfeccionista interpretación que el actor se sacaba de la manga para “La Naranja Mecánica” todavía sigue pesando en las espaldas del bueno de Malcolm McDowell. La cinta del gran Stanley Kubrick se convertía al instante en una película de culto para millones de seguidores. Desde entonces, el actor británico no ha dejado de trabajar en favor de una carrera que ha resultado ser de lo más prolífica, pero en la que ningún personaje se acerca ni remotamente a la trascendencia que lograría su sádico Alex DeLarge.