Nota: 7
La vida es un plácido y rutinario lugar por el que se camina tratando no descomponer lo que se toca. Todo marcha según un plan más o menos establecido a corto y medio plazo. Casi se podría hablar de un estado permanente cercano a la felicidad o, como mínimo, lejano a la infelicidad. A todo se acostumbra uno… Entonces, un día el planeta amanece del revés. Resulta que el destino, la suerte o nuestras propias emociones han dado un golpe de estado y ya nada es como solía ser. La persona que hemos sido hasta ese momento desaparece tras un velo de drama hasta el punto de que, cuando nos miramos al espejo no reconocemos la imagen que este nos devuelve. Efectivamente, hablamos de crisis. No desaceleración ni nada por el estilo. Crisis con todas sus letras. El momento en el que cada decisión tomada se vuelve incorrecta. El colapso es tal que circulamos sin nadie al volante. El cerebro es un lugar oscuro. El corazón improvisa sobre la marcha. Si no, que le pregunten a Cheryl Strayed (Reese Witherspon), la protagonista de “Alma Salvaje“.
Jean-Marc Vallée vuelve un año después de la interesante “dallas Buyers Club” para ofrecernos un relato humano. Una de esas historias en las que la vida se ha cruzado delante y bloquea el camino. Si en aquella ocasión nos encontrábamos a un inmenso Matthew McConaughey enfrentándose a una enfermedad que cambiaba de forma absoluta su forma de ver el mundo, en esta ocasión nos encontramos con una mujer incapaz de superar los fantasmas de una perdida. La cuestión es que tanto o más difícil le resulta afrontar los traumas que ella misma acabaría provocándose en su intento de gestionar el salvaje dolor de su corazón. Es así como inicia un camino de mil millas a pie con la única compañía de una monstruosa mochila.
El viaje que propone el director no es más complejo o trascendental que el de cualquier persona en busca de redención. Cheryl quiere volver a respirar como la persona que una vez fue. Paso a paso, lo que en un principio amenaza con ser un previsible viaje de expiación va regalándonos los trazos de una persona rota. Así, sin mucho margen para la sorpresa pero con el pulso de quien sabe hacia donde va, Vallée nos ofrece un interesante viaje que se cuela en nuestros pulmones como un verdadero soplo de libertad.
Mientras sufrimos con cada paso que da una Cheryl empeñada en romper con sí misma, disfrutamos con la gigantesca interpretación de una Reese Witherspon que firma el mejor trabajo de su carrera. A ella se suma una siempre perfecta Laura Dern capaz de llenar de luz cada minuto que aparece en pantalla. Con todo esto “Alma Salvaje” no va a romper los moldes de la originalidad, pero tampoco lo pretende. Su único fin es mostrarnos a una persona que sufre en su afán de dejar de sufrir, como todos hemos hecho alguna vez… Y lo consigue.
Héctor Fernández Cachón