Las mejores película de la historia en Alucine
De Blade Runner está casi todo dicho. Es una de las cimas de la ciencia ficción de todos los tiempos. Una de las mejores películas de los 80. Y si buscamos “película de culto” en el diccionario, tal vez salga su carátula…
Comentar una cinta como Blade Runner es complicado. La devoción por esta película ha tenido como consecuencia centenas de análisis cinéfilos más o menos acertados. Yo voy a optar por dar mi opinión, completamente subjetiva, tras verla por sexta o séptima vez… Y acompañado de una persona que no la había visto nunca. Sí, todavía quedan…
Esta clase de películas me obligan a dejar el análisis más cerebral a un lado y a hablar de sensaciones. ¿Qué sensación me deja Blade Runner? Tras terminar su visionado me pregunto: “¿no es esta maravilla la quintaesencia de lo sobrevalorado?”. ¿Por qué somos tantos y tantos los que amamos una película tan irregular como Blade Runner?
Creo que es su atmósfera. Blade Runner es atmósfera. Pocas historias cinematográficas consiguen empaparte como esta. Lluvia, humo, neón, noche… Una de las esencias del buen cine es llevarte a otro lugar, a otro tiempo pero hacerte creer que el mundo que estás viendo en la pantalla es real, es posible, aunque haya cyborgs o coches que vuelan. La atmósfera que envuelve la película de Ridley Scott logra que su historia no solo sea creíble, sino que se convierta en indispensable. Blade Runner existe. No es ficción.
Pocas películas me han dejado esta sensación a lo largo de mi vida. Y aunque hayan pasado más de 20 años desde que la vi por primera vez, la emoción es la misma. Es la de penetrar en un mundo misterioso que está a la vuelta de la esquina.
El diseño de producción y la dirección artística de Blade Runner son las responsables de que esta historia transmita estas emociones. La vestimenta de Deckard, su apartamento, las panorámicas de la ciudad, los bares… Todo contribuye a crear una estética única. Porque Blade Runner es pura estética.
Hasta tal punto es estética, que (seguro que a muchos les pasa), si me paseo por una gran ciudad de noche, con oleadas de gente, neones y grandes edificios, siempre pienso en Blade Runner. Siempre. Y si saco una foto busco ese aire Blade Runner.
Hasta ahora no me he referido a lo esencial de una película, a su historia, a su guión. En este aspecto las cosas, desgraciadamente, sí han cambiado. El impacto se ha devaluado. Esto se puede explicar porque la he visto muchas veces, o porque el guión es irregular.
También influye el hecho de haber leído el libro en el que se basa la historia. La mayor parte de fans de Blade Runner llegaron al libro después de ver la película. Y la sensación general siempre suele ser de decepción. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es un relato más complejo, más amplio que Blade Runner. Y bastante chocante.
El culto religioso y el asunto de los animales de compañía sorprenden a cualquier lector. Y el final es una paranoia de la hostia, si se me permite el cultismo. También hay que situar el libro en su contexto: finales de los 60…
Lo que hacen Hampton Fancher y David Webb Peoples (el segundo, por cierto, guionista de dos joyas de los 90, Sin perdón y Doce Monos) me parece necesario. Reducen el libro a su esencia buscando un relato más cinematográfico.
Pero en mi opinión Blade Runner tiene algunas lagunas a nivel de guión. Todo sucede demasiado rápido en la segunda parte de la película. Da la sensación de que tenían prisa por terminar. Creo que la historia debería haberse detenido un poco más en los Nexus, especialmente en el papel de Rutger Hauer o también en el personaje de JF Sebastian.
Por otro lado, para ser un replicante, Deckard a veces parece un tonto a las 3, o dicho de otra forma, me parece el más humano de toda la película… La polémica eterna en torno a su verdadera naturaleza ha contribuido también al mito. Ridley Scott, además de ser gran director, sabe mucho latín…
Estas (presuntas) irregularidades del guión fueron en su mayor parte apoyadas por la persona que veía conmigo la película, totalmente virgen en el mito Blade Runner.
Y qué decir del parlamento final de Rutger Hauer que todos sabemos de memoria. ¿No es una sarta de soplapolleces? Pero el mito es el mito. Maradona no regateó a cinco ingleses, burló a todo un imperio.
De cualquier forma, la arruga es bella. Blade Runner, con todos sus fallos, sigue siendo otra cosa. Una experiencia única. A veces, es mejor dejar el cerebro a un lado.
David Rubio
soplapollleces? xDDD magnifica critica, bravo.