Conviene tenerle un respeto debido a Jake Gyllenhaal. Pese a que los premios suelen serle esquivos, lo cierto es que con 39 años el actor ya nos ha regalado un buen puñado de interpretaciones asombrosas y es uno de intérpretes con más talento de la actualidad. El protagonista de “Brokeback Mountain”, “Prisoners”, “Enemy” o la sensacional “Nightcrawler” es un grande y eso lo saben hasta los chinos de Rusia. Aprovechando una reciente entrevista, el actor no se cortó a la hora de confesar el que sería uno de sus peores recuerdos dentro de la industria. Para conocerlo tenemos que remontarnos más de dos décadas atrás.
Corría el año 1991. Jake Gyllenhaal acababa de lograr su primer papel en pantalla gracias a Cowboys de Ciudad, cinta en la que compartía planos con el genial Billy Cristal. Poco después, el jóven actor haría una prueba para la película de Emilio Estévez, “Somos los Mejores”. En Disney estaban encantados con la idea de que Gyllenhaal diese vida al personaje de Charlie Conway, pero los padres del actor no parecían estar igual de entusiasmados. Así las cosas, no le dejaron convertirse en uno de los Patos. Un momento que el propio Jake Gyllenhaal recuerda así: “Me puse a llorar en la encimera de la cocina. Pensaba que mis padres estaban locos”.
Finalmente, el papel iría a parar a manos de Joshua Jackson (“Fringe”), pero no se puede decir que la carrera de Gyllenhaal se resintiese de la decisión.