A mediados de la década de los 80 aterrizaba en las pantallas de todo el mundo una película que marcaría a generaciones enteras. La Historia Interminable, adaptación de la novela homónima de Michael Ende se convertía en un auténtico éxito de taquilla de la mano del cineasta alemán, Wolfgang Petersen. Mucho ha llovido desde aquellos días en los que todos queríamos ser aquel niño llamado Bastian. Un tiempo que también ha incidido de forma llamativa en el actor que daba vida al personaje del inolvidable filme.
Probablemente el nombre de Barret Oliver no nos diga demasiado, pero después de aquel exitoso 1984, el niño se convertía en uno de los grandes valores de Hollywood. Ron Howard requería del joven para “Cocoon” (1985), al igual que un Simon Wincer que apostaba por el chico para “D.A.R.Y.L.” (1985). De hecho, Oliver protagonizaba incluso el famoso cortometraje de Tim Burton, “Frankenweenie”. Su carrera cinematográfica se cerraba en 1989 con la película “Guerra de sexos en Beverly Hills”. Desde entonces, ni rastro del pequeño Bastian en la gran pantalla.
¿Cuáles fueron los motivos de su desaparición del panorama cinematográfico? Barret Oliver se encontraría con dos escollos importantes de cara a su futuro como actor: Su obsesión con la Cienciología y un matrimonio a los 19 años apartaban de la senda del éxito a un intérprete llamado a hacer cosas grandes. En cualquier caso, Oliver no perdía la cabeza y encaminaba su futuro al mundo de la fotografía. desde hace más de una década es profesor de la materia y ha recibido multitud de premios. Además de ello, es uno de los grandes expertos mundiales en procesos de impresión del siglo XIX. Pero lo realmente llamativo es un cambio de aspecto que no deja a nadie indiferente.
Ha crecido física y mentalmente, dejó de ser el niño a ser el mago maestro.