Ópera prima: “El diablo sobre ruedas” de Steven Spielberg

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Spielberg es uno de los directores más importantes de Hollywood en las últimas décadas. Ha tocado varios géneros en sus películas, y la mayor parte de ellas han conseguido un gran éxito comercial. Quizás su cinta más celebrada fue La lista de Schindler, pero se podrían citar otras muchas. Su carrera también ha estado marcada por una tendencia excesivamente comercial que ha perjudicado, desde el punto de vista artístico, alguno de sus proyectos.

En este sentido es interesante echar un vistazo al documental Habitación 666 de Wim Wenders en el que el director germano reunía por separado a varios directores presentes en el Festival de Cannes de 1982 para que reflexionasen sobre su cine y el futuro séptimo arte. Al contrario que Godard, Antonioni y otros, las palabras de Spielberg giraban en torno a la financiación en el cine. Conseguir dinero y hacer un negocio rentable. Así es este director, representa lo mejor y lo peor de la industria hollywoodiense.  

Pero antes de que se embarcase en proyectos multimillonarios, se inició en el cine con una sobresaliente ópera prima llamada Duel (El diablos sobre ruedas en España). El guión corrió a cargo de Richard Matheson, una figura fundamental en la literatura de terror y ciencia ficción del siglo XX en Estados Unidos (Soy leyenda, El hombre menguante, El último escalón). Spielberg, con 25 años, se encontró con unos plazos muy cortos y poco dinero. Para el cineasta norteamericano fue un proceso de aprendizaje muy valioso.

La cinta se inicia con una larga secuencia de un coche que sale de un garaje de la clásica vivienda unifamiliar de Los Ángeles. Tardamos en ver a su conductor. Escuchamos la radio y observamos las carreteras para salir de la gran ciudad. Spielberg exhibe su habilidad para crear tensión e intriga con pocos elementos. No sabemos qué está pasando, pero nos agarramos a la butaca porque la cosa promete. Finalmente se nos muestra la trama: una persecución sin fin de entre un camión de un misterioso conductor al protagonista de la película.

A destacar la secuencia de la cafetería, en la que la ansiedad del protagonista llega a su máximo nivel, logrando que el espectador se ponga en su piel. La mayor parte de nosotros se ha topado alguna vez con un diablo sobre ruedas… Duel es un magnífico debut de un director que pronto empezaría a coleccionar innumerables éxitos de crítica y público.

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