Cuando las vemos en las viñetas con sus voluptuosas formas, la cosa parece mucho más sencilla. El problema es que al pasar al mundo real, todo se complica. Las superheroínas de los cómics suelen caracterizarse por sus rotundas formas, realzadas por trajes de lo más sugerentes. Esto resulta muy vistoso desde el punto de vista del lector, pero para las actrices encargadas de llevar esa sensualidad a la gran pantalla la cosa se convierte en una pesadilla.
La última víctima de los trajes ajustados ha sido la actriz Olivia Munn. Cuando Munn se subió a bordo de “X-Men: Apocalipsis”, no sospechaba que su traje de Psylocke sería tan parecido al del cómic y, por tanto, tan ajustado. La situación sería de lo más complicada según confesaba la propia intérprete: “Me lubricaban y me metían en látex”. Todo un ritual que no impediría que en su primera ocasión dentro del uniforme, un mal gesto hiciese que la vestimenta de Psylocke cediese por la entrepierna.
Este no es el único caso de actrices víctimas de su traje. En “Batman Vuelve”, Michelle Pfeiffer tenía que enfundarse el ajustado uniforme de Catwoman. Ante las dificultades para lograr que la sensualidad se disparase, el equipo optaría por una especie de envasado al vacío en el que se extraía parte del aire sobrante entre cuerpo y actriz, hasta el punto de que Pfeiffer solo podía llevar el traje puesto durante pequeños intervalos de tiempo.