Ver su cara era como la de ver la de tu vecino. El de Gene Wilder era uno de esos rostros que todos los cinéfilos llevaremos siempre en la memoria. Con él pasamos grandes ratos durante muchas décadas. Y precisamente la memoria fue lo que iría terminando con la vida de un tipo que siempre puso su corazón en la difícil tarea de hacer sonreír a la gente. Su sobrino, Jordan-Walker Pearlman confirmaba que varias complicaciones derivadas del Alzheimer habían terminado con su vida. Nadie sabía que sufría la terrible enfermedad. Ese había sido su expreso deseo durante los últimos tiempos de su vida.
Mucho fue lo que Gene Wilder nos regaló en sus 83 años de vida. “El jovencito Frankenstein” (1974) todavía nos arranca mil carcajadas. Junto a Mel Brooks llegaba incluso a aspirar al Oscar al mejor guión. No sería su único paseo por la alfombra roja, ya que se quedaría a las puertas de la estatuilla al mejor actor de reparto por “Los productores”. También fue el primer Willy Wonka del cine gracias a “Un mundo de fantasía” (1971), adaptación de “Charlie y la fábrica de chocolate” y el embelesado protagonista de “La mujer de rojo” (1981), película en la que también se encargaría de la dirección.
Hace casi 20 años, el sensacional actor decidía retirarse del mundo del cine. Desde ese momento, su labor se limitaría a la realización de acciones humanitarias. Se nos eriza el bello de los brazos a la hora de tener que despedirnos de un actor tan grande y un tipo tan sensacional. Siempre estarás con nosotros. Buen viaje, amigo Gene Wilder…