Es uno de los mejores actores de las últimas décadas. Pocos se atreverán a discutir que Edward Norton es uno de los grandes talentos que ha visto el cine en sus más de cien años de historia. El sensacional intérprete irrumpía en escena allá por 1996 con su papel de Aaron Stampler en “Las dos caras de la verdad”. Su trabajo de debut le valía la primera nominación al Oscar de su carrera, comenzando así un periplo que prometía ser triunfal, pero que ha estado plagado de altibajos durante más de veinte años.
Marlon Brando puso en él la mirada. Norton era una fuerza de la naturaleza, al igual que el protagonista de “El Padrino” o “La ley del silencio”. El veterano actor había elegido a su sucesor natural. La llegada de “American History X” venía a confirmar que Edward Norton era muy grande, pero también muy conflictivo. Demasiado…
La propia “American History X” se convertía en uno de los problemas de su carrera. Cambios en el guión y en el montaje final le granjeaban la antipatía del director, comenzando a ganarse cierta fama de egocéntrico y narcisista. Edward Norton no era uno de esos tipos a los que se les diese bien obedecer órdenes. El amor del público se disparaba al mismo tiempo que la industria comenzaba a apartarlo…
Pese a lograr papeles tan sensacionales como el de “El club de la lucha”, lo cierto es que la cosa se iba poniendo cada vez más fea. El actor reescribía los guiones que le llegaban e incluso incumplía contratos al no acudir a la promoción de las películas en las que participaba. Al final, esto terminaría por convertirse en demandas por parte de estudios y en condenas judiciales a participar en varias películas sin rechistar. Tenía todo el talento del mundo, pero ningún gran proyecto quería arriesgarse a contratarle.
A día de hoy, Edward Norton está cerca de los cincuenta. Parece que la madurez le ha ayudado a relajar un poco esa insoportable actitud puesta de manifiesto en cada aparición pública. Su sensacional trabajo en “Birdman” (nominación al Oscar incluida) devolvía al intérprete a lo más alto. La cuestión es saber si alguien se atreverá a contar con el actor en papel de protagonista absoluto para que este pueda demostrar que es un tipo nuevo.