Hablar de mal cuerpo se antoja escaso. Tras seis temporadas cargadas de violencia, agonía y salvajismo, el primer episodio de la séptima temporada de The Walking Dead nos ha dejado absolutamente noqueados. No es para menos, ya que veníamos de sufrir seis largos mese especulando sobre la identidad de la víctima de Negan, algo que se ha resuelto de la manera más cruenta posible.
Efectivamente, nos hemos pasado 45 minutos aguantando la respiración y viendo como el drama se iba multiplicando a medida que pasaba el tiempo. Así, la escalada de tensión llegaba a niveles difícilmente tolerables para unos espectadores al borde de sus límites emocionales. The Walking Dead ha roto el umbral del dolor.
SPOILERS de la séptima temporada de The Walking Dead
Negan no iba de farol. El temible líder de los salvadores decidía alimentar a Lucille con la sangre de uno de nuestros personajes más emblemáticos. Así, después de rifar una muerte, el premio se lo llevaba el bueno de Abraham. Todos quedábamos impactados ante lo violento del asesinato, pero no podemos negar que suspirábamos aliviados ante la perspectiva de una elección peor. El problema es que sólo se trataba de una maniobra de despiste, ya que, sin que nadie lo esperase, el bate golpeaba la cabeza de nuestro queridísimo Glenn. Con una crueldad inusitada, uno de los personajes más queridos de la serie terminaba con los sesos esparcidos por el suelo, ofreciéndonos un momento difícilmente olvidable. La víctima de Negan en los cómics también caía en la serie.