Martes 11 de junio – 22:00 – La 2
Esta noche la 2 de Televisión Española rinde homenaje a Elías Querejeta con una de las mejores películas de la historia del cine español: La caza de Carlos Saura. Se trata del tercer largometraje del cineasta español y que, a la postre, quedaría como una de sus aportaciones más importantes al séptimo arte.
La Caza marca de alguna manera la madurez estética y narrativa del cine español. Se trata de una película que no tiene nada que envidiar a otras cintas europeas que lograron grandes éxitos en la década de los 60. Y es que son tiempos de renovación del cine europeo en el que se consolidan figuras como Bergman en Suecia, Antonioni en Italia o Godard en Francia. España no tuvo las posibilidades de desarrollo artístico de otros países del continente, al hallarse bajo la censura (y autocensura) del régimen franquista. Pero en los años 60 comienzan aparecer algunas propuestas innovadoras más allá de la comedia típicamente española.
¿Qué ofrece La caza? Una radiografía sutil pero brutal de la sociedad española de la época a través de cuatro personajes que acuden a una jornada de caza en un coto que fue escenario de una batalla durante la Guerra Civil. Ismael Merlo, Emilio Gutiérrez Caba y Alfredo Mayo lideran un pequeño reparto y llevan todo el peso interpretativo. Y es que La caza es una película de actores como lo eran las de Bergman. A nivel estético, Saura toma algunas lecciones del director sueco, especialmente en los famosos primeros planos, sin olvidar la influencia de Buñuel.
Con La caza, el cine español se pone serio y trata de afrontar sus propios demonios. Los cuatro cazadores encarnar diferentes tipos humanos y tres de ellos, los más mayores, ofrecen una completa galería de reacciones en un escenario perfecto para que la violencia se desate. Odio, sudor, ironía y rifles forman parte de esta poderosísima cinta que aun hoy estremece. Esa cualidad es una de las que demuestra que nos encontramos ante un producto cinematográfico de alta calidad. Por ella apenas pasa el tiempo.
Carlos Saura fue reconocido como mejor director en el festival de Berlín y Elías Querejeta consiguió uno de sus primeros éxitos artísticos. Partiendo de un pequeño presupuesto, el cine español comenzaba a tomarse en serio a sí mismo.