Ya lo veníamos diciendo desde hace una temporada y no nos hacíais caso. Con tanto sable láser y ante el aluvión de animales (fantásticos o nocturnos), a veces se nos olvida que el cine de altura también puede venir en pequeños frascos. Y es que cada vez que vemos un cortometraje como El Discurso de Navidad sentimos que no le dedicamos el tiempo suficiente a estas piezas de menor duración, pero capaces embriagarnos de amor hacia el séptimo arte con poderosa eficacia.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen y algo tendrá el cortometraje de Cristina Bodelón y Nacho de Vicente cuando se cuentan por decenas los festivales que, alrededor de todo el mundo, apuestan por El Discurso de Navidad.
Cairo International Women´s Film Festival (Egipto), Skopje Film Festival (Macedonia), International Film Festival Zadar-Avvantura (Croacia), Downtown Film Festival LA (Estados Unidos), Women and Media Arts FF-Cnewest (Australia), Festival de Cine Español Cinespaña Toulouse (Francia)… Así podríamos pasarnos todo el día, ya que El Discurso de Navidad está en modo “Willy Fog”.
Si algo tiene el talento es que se puede reconocer en cualquier esquina del mundo. Siempre resulta una gran noticia el saber que el cine de nuestro país acapara elogios y, desde un punto de vista más egoísta, ofrece una inmensa tranquilidad para los más cinéfilos el saber que Almodóvar, Bayona, Amenábar y compañía tienen un buen puñado de sucesores a punto de abandonar la clandestinidad. Se llama El Discurso de Navidad. No digáis que no os avisamos…