15. Dos Buenos tipos: Joyita de las buenas. Ryan Gosling y Russell Crowe ponen todo su inmenso talento al servicio de Shane Black y de un guión glorioso para construir otra cinta necesaria. En ningún momento el filme trata de parecer lo que no es. Aquí estamos para divertirnos de forma hilarante e inteligente y es lo que hacemos.
14. Espías desde el cielo: Si este 2016 ha tenido un centenar de minutos trepidantes, esos han sido los de la película de Gavin Hood. No suele pasar eso de que un thriller te coloque en tantas dimensiones y dilemas morales al mismo tiempo. Su audacia trasciende el mero tema bélico para arrastrarte a la trama y obligarte a tomar una decisión desde tu butaca. Enorme.
13. Café Society: Woody volvió a lograrlo. Es probable que lleve abordando los mismos temas durante más de 50 años, pero nadie puede discutir que no hay quien le llegue a la suela del zapato a la hora de sincerarse con los rincones más ocultos del corazón. Hermosa, triste, romántica y un canto al amor en su vertiente más pura y amarga. El hombre que una vez se sentó bajo el puente de Blooklyn junto a Diane Keaton sigue con nosotros.
12. El Renacido: Leonardo DiCaprio es uno de los grandes actores, no solo del presente, sino de la historia del cine. Resulta obsceno su talento para entregar hasta la última gota de ser a unos personajes de lo más complicados. Todo lo hace bien. Es la clave del éxito de una película que nos ofrece una de las historias de supervivencia más increíbles que hayamos visto. Alejandro González Iñárritu vuelve a demostrar su buen hacer, pero la impresionante fotografía de Emmanuel Lubezki se convierte en la pieza fundamental tras las cámaras.
11. Captain Fantastic: Hay un poco de humor en la cinta de Matt Ross. Unos aires de libertad y ausencia de preocupación que se van afilando con el paso de los minutos. Por mucho que la vida esté repleta de momentos dulces, el drama siempre termina por abrirse hueco de forma violenta. El director y guionista lo sabe, como también sabe de que los extremos suelen llevar a la corrupción espiritual o mental. Adiós a cualquier lugar común imaginable.