Hay gente en la industria del cine que no pega ni con cola. En un mundo lleno de lujo, focos y excentricidades, parece que muchas figuras son resultado de un mero trabajo de marketing para construir estrellas. Por eso ella no pega. Esa es la razón de que, a pesar de ser una de las actrices más grandes que nos ha dado el cine, el nombre de Amy Adams todavía se le escapa a gran parte del público.
Seguro que a muchos les resulta excesivo referirse a la pelirroja actriz como una de las mejores, pero el talento no es ruido. No se mide en la cantidad de portadas de revistas o en lo mordaz de tus comentarios. Se calibra en lo que haces delante de las cámaras, y ahí Amy Adams se sale. A sus 42 años, son ya más de 25 los dedicados al séptimo arte. Durante todo este tiempo, a excepción de unos inicios siempre difíciles, encontrar algún trabajo de la actriz que no esté a gran nivel resulta imposible. Amy Adams dota de un estilo sobrio e inigualable todo lo que toca.
“Angry Adams” (furiosa Adams). Ese era el mote que le puso Joaquin Phoenix durante el rodaje de The Master. ¿La razón? Pues tirar de ironía, ya que ese torbellino de Phoenix no se cansaba de afirmar lo dulce que era Amy y la imposibilidad que tenía para enfadarse con nadie. Lo suyo siempre ha sido amor puro por el cine. Su discreta figura ha sido capaz de convertir en obras interesantes cintas como Encantada o The Muppets. Está todo dicho.
Eso es talento para la comedia, pero también para drama, acción o lo que le pongan por delante. Junebug, La Duda, The Fighter, The Master, La gran estafa americana, Her… Ha tenido tiempo hasta de convertirse en la nueva Lois Lane del universo cinematográfico DC.
Este año, Amy Adams ha vuelto a demostrar que hay muy pocas como ella. Sus papeles en La Llegada o Animales Nocturnos no encuentran comparación. Sin embargo, seguramente el Oscar le será esquivo de nuevo. La nominación está asegurada. Será la sexta con sólo 42 años. Parece poco probable que gane, pero tampoco importa demasiado. El nombre de Amy Adams seguirá siendo p0co conocido entre el gran público, pero su discreto talento continuará arrollando.