Spoilers de “Múltiple” en este artículo
Ha pasado casi una semana desde su estreno, por lo que la reflexión ya se hace imprescindible. Al abandonar la sala de cine, era evidente que nuestro entusiasmo se encontraba por las nubes. Lo apropiado era tomarse un tiempo de maduración antes de empezar a gritar nuestro entusiasmo a los cuatro vientos. Así, pasado el torbellino inicial, ya es momento de afirmar, sin lugar a dudas, que Múltiple nos ha volado la cabeza.
Pese a que no pocos detestan al bueno de M. Night Shyamalan, lo cierto es que su talento es ajeno a cualquier discusión. Cierto es que cuando el director se ha salido de su género, la cosa no ha lucido demasiado bien. Sin embargo, el regreso ha está resultando más que triunfal. Esa mezcla de terror, fantasía y thriller sobrenatural que tan bien se le da, cristaliza en un trabajo descomunal en Múltiple, pero alcanza el nivel de magistral en una última secuencia impagable.
Cuando parece que la historia de Múltiple ha terminado, nos encontramos con un último instante en el que Bruce Willis irrumpe en escena. Su papel no es otro que el de aquel David Dunn que nos enamoraba en El Protegido. Allá por el año 2000, Shyamalan construía una brillante película en la que nos presentaba una historia de superhéroes y villanos soberbia. Poco podíamos imaginar que ese enorme thriller que es Múltiple iba a terminar por revelarse como la presentación de un nuevo villano para el mismo universo de El Protegido.
Sin lugar a dudas, una de las maniobras narrativas más espectaculares del cine moderno acaba de presentarse ante nosotros. Por cosas como esta adoramos a M. Night Shyamalan.