No os pongáis dignos, que vosotros habéis pasado también docenas de horas teorizando sobre el devenir de “Juego de Tronos”. Finalizada la sensacional sexta temporada de la serie, ya todos estamos igual. Lo cierto es que el hecho de que la serie haya adelantado a los libros de George R.R. Martin ha provocado que el riesgo de spoiler desaparezca y que las teorías se disparen, sobre todo después de conocer que nuestro queridísimo Jon Snow es, en realidad, hijo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen. Pero una idea reclama nuestra atención…
Evidentemente, Jon nieve tiene la sangre de los Stark, la casa del norte y del frío. Del mismo modo, por sus venas corre también sangre Targaryen o, lo que es lo mismo, sangre de fuego. Pese a que la serie tomaba por título “Juego de Tronos”, este no era más que el nombre dado por George R.R. Martin al primero de los siete libros. De hecho, la saga se titula “Canción de hielo y fuego” o, en inglés “A Song of ice and fire”.
Hagamos un ejercicio simple y retiremos una de las letras del título. Eliminemos esa “g” de “song”. El resultado sería “A Son of Ice and fire” o, lo que es lo mismo “Hijo del hielo y el fuego”. La cosa parece un claro guiño a Jon Nieve y sus posibilidades de terminar sentado en el Trono de Hierro. ¿Hace falta añadir más?
Tardaron un poco en darse cuenta de eso…