Es el hombre más deseado del cine patrio. Mario Casas lleva tiempo convertido en objeto de deseo de toda fémina, lo cual se acompaña de una carrera meteórica en la gran pantalla que le está llevando de exitazo a exitazo. La evolución interpretativa del actor no podría ser más importante, sacudiéndose esa fama de ser sólo una cara bonita y demostrando a base de talento que no hay género que se le resista.
Así las cosas, como cualquier actor que se precie, Mario Casas ha tenido que enfrentarse a un brutal cambio físico con el objetivo de preparar un papel. En cuestión de semanas, el intérprete gallego ha dejado a tras su escultural cuerpo para ponerse más fondoncete. Casi 15 kilos son los que se ha puesto encima un Mario Casas que trabajará a las órdenes de Samuel Fuentes en la película La piel del lobo.
El papel que ha exigido el cambio físico de Mario Casas es el de Martinón, el último habitante de un remoto pueblo de las montañas cuya vida cambia radicalmente con la llegada al lugar de una joven a la que dará vida Irene Escolar.
Impresionante es poco, tanto que le veo igual.