Vale que cada vez que abre la boca da miedete, pero en ocasiones como esta dan ganas de achucharlo. De entre las muchas cosas que se le pueden reprochar al nuevo Presidente de los Estados Unidos de América, la falta de transparencia no es una de ellas. Desgraciadamente, Donald Trump hace lo que dice y es tal y como parece. Si no, atentos a lo que nos contaba el New Yorker en un artículo de hace más de dos décadas que ahora se ha vuelto viral.
Según el medio, corría el año 1997 y el ahora Presidente estaba viendo Michael, la cinta de John Travolta. En un momento dado, el aburrimiento era tal que decidió detener la película y cambiarla por Contacto Sagriento: “Se aburría y cambió a una de sus viejas favoritas, una dura y desafiante de Jean-Claude Van Damme llamada ‘Contacto sangriento’, que mencionó como ‘una increíble, fantástica película’. Asignándole a su hijo (Eric Trump) la tarea de avanzar rápidamente a través de toda la introducción del argumento -el reto de Trump era ‘reducir las dos horas de película en 45 minutos’- eliminó cualquier respiro entre las palizas en la nariz, los ablandamientos de riñón y los golpes en la espinilla”.
Efectivamente, Donald Trump es un tipo pragmático con un “peculiar” estilo de ver cine. Tampoco le vamos a negar que cuando más luce Van Damme es cuando reparte estopa…