Cinco jóvenes normales y corrientes se preparan para convertirse en algo extraordinario cuando descubren que su modesto poblado de Angel Grove –y el resto del mundo– está al borde de la aniquilación por una amenaza alienígena. Elegidos por el destino, nuestros héroes descubren rápidamente que son los únicos que pueden salvar al planeta. Pero para lograrlo tendrán que superar problemas de la vida real y unirse como los Power Rangers antes de que sea demasiado tarde
La apuesta de Lionsgate siempre sonó un poco arriesgada. El público nunca tuvo demasiada buena impresión de Power Rangers, la serie que arrasaba entre el público más joven allá por los años 90. Con un buen lavado de cara y con críticas bastante aceptables se presentaba en casi todos los mercados del mundo una ambiciosa adaptación cinematográfica con tintes más adultos. La intención no era otra que la de firmar la primera entrega de una larga saga. El problema es que las cosas han empezado a complicarse.
Tras un primer fin de semana en cartel la cinta se acercaba a los 70 millones de dólares a nivel mundial, las perspectivas no podían ser más ilusionantes. El problema es que su desplome durante los siguientes siete días ha sido descomunal. Casi un 65% es lo que la cinta se ha dejado en ese tiempo, de tal forma que las perspectivas han cambiado radicalmente. El filme lleva acumulados 100 millones a nivel mundial. Si tenemos en cuenta que su presupuesto era de 100 millones más 50 en promoción, lo cierto es que la cinta necesitaría un impulso final para, al menos, llegar a cubrir costes. El problema son sus muestras de agotamiento en los mercados donde se ha estrenado. A día de hoy, mercados como el español (al que llegará este fin de semana) y, sobre todo, el chino, se antojan como las únicas bazas posibles de la película para salvar los muebles. Lo de la posible secuela ya se estudiará luego…