Cuando Sean Bean aparece por pantalla, ya sabemos de un personaje que acabará criando malvas en la película o serie de turno. Ni más ni menos que 25 veces ha muerto el bueno de Sean en la gran pantalla. Tanto es así, que los cinéfilos le han otorgado el título de “Spoiler en si mismo”.
Despeñado por un acantilado (“El Prado”, 1990), atravesado por el ancla de un barco (“Juego de Patriotas”, 1992), aplastado (“Goldeneye”, 1995), acribillado a flechazos (“El Señor de los Anillos”, 2001) o “Enterrado Vivo” (“Ni una Palabra”, 2001) son solo algunos ejemplos del variado catálogo de muertes del actor, que alcanzó su punto álgido después de que su Ned Stark (“Juego de Tronos”) fuese decapitado, traumatizando a toda una generación de espectadores. Pero su número de muertes ni tan siquiera puede llegar a compararse con las de la mujer que más veces ha sido asesinada en pantalla.
Su nombre era Paula Maxa y no hacía más que morir. Hasta en 358 ocasiones acabaron criando malvas los personajes de esta mujer. Al parecer, esta francesa moría de forma sensacional, por lo que en los tiempos del cine mudo todos querían contar con ella para asesinarla de las formas más crueles posibles. Visto lo visto, Sean Bean puede darse con un canto en los dientes.