No está para ganar 11 Oscars, pero la verdad es que bien merece el precio de la entrada. Hace ya varias semanas, Power Rangers llegaba a nuestras carteleras. Al igual que ocurría tras el anuncio del desarrollo de la cinta, el gran público tomaba con enrome recelo un proyecto lastrado por los aires cutres de la exitosa serie original de los 90. Sin embargo, la propuesta de Dean Israelite quedaba bien lejos de ser un desastre. Con una renovación completa en la puesta en escena, pero respetando la estructura de los capítulos de la serie, el filme funcionaba de forma más que aceptable, pero el público no respondía del modo esperado.
Vale que sus personajes no tienen una enorme profundidad o que el guión se atropella a sí mismo en muchos momentos, pero la realidad es que los 130 millones de dólares logrados por la película se antojan un botín escasamente inmerecido. Teniendo en cuenta que su coste se iba hasta los 100 millones de dólares (más 50 de promoción), la película queda en una situación muy complicada de cara a las secuelas previstas para el futuro. El 12 de mayo y el 15 de julio serán los momentos de volver a calibrar el asunto, ya que esos días son los elegidos para estrenar en los dos mercados donde se espera un mayor éxito del filme: China y Japón.
Power Rangers sigue a cinco jóvenes predestinados a convertirse en algo extraordinario cuando descubren que tanto su modesto poblado, Angel Grove, como el resto del mundo, están al borde de la aniquilación por una amenaza alienígena. Nuestros héroes descubren rápidamente que son los únicos que pueden salvar al planeta, pero para lograrlo tendrán que superar problemas de la vida real y unirse bajo el nombre de Power Rangers antes de que sea demasiado tarde.