“Durante una noche al año, cualquier tipo de crimen es legal”. De aquí parte la premisa de la película “The Purge: la noche de las bestias” que llega con fuerza a nuestras carteleras este fin de semana. ¿Qué harías tú si tuvieras 12 horas de libertad absoluta donde tus únicos límites los impone tu propia naturaleza: robarías, pegarías, secuestrarías, violarías, asesinarías? No, sabemos que seguirías leyendo nuestros artículos porque eres buena gente.
El germen de la idea es bueno, así como el inicio de la historia, porque se nos plantea un debate ético-filosófico muy inquietante. Nos ofrecen opiniones a favor y en contra de lo que es esa purga y las encontramos a través de la radio o de la televisión. Sin embargo, la posibilidad se explora muy poco y la semilla nace para morir enseguida: James DeMonaco, guionista y director de la película, cree que es mucho más interesante centrar “The Purge: la noche de las bestias” en lo que le ocurre en una familia que en las implicaciones morales y toda la fascinante problemática que puede surgir a través de la implantación de ese mecanismo para saciar la agresividad humana.
Y es que así, “The Purge: la noche de las bestias” pasa a convertirse en un mero entretenimiento con una fórmula demasiado manoseada. Tenemos una familia de clase media alta encabezada por una pareja cuidada y guapa como lo son Ethan Hawke y Lena Headey con dos hijos, una en edad de merecer y dar problemas y otro… bueno, dejémoslo en otro. El papá se dedica a vender sistemas de seguridad, por lo que esa noche sabe cómo prepararse bien para enfrentar la purga. Él está de acuerdo, aunque no participa y se queda con su familia. Sin embargo, se enfrenta a dos problemas: el novio gamberro de su hija que se toma muy en serio lo de dejarle las cosas claras al suegro y a la misericordia de su hijo. Es decir: si se hubiera hecho una vasectomía, esa noche podría haberla disfrutado por completo con su hermosa mujer.
El niño salva a un mendigo metiéndolo en casa porque le daba lástima y nadie más lo ayudaba, pero resulta que el hombre no viene solo: una panda de colegiales psicópatas quiere darle caza y reclama su presa amenazando a toda la familia. Ya sabemos, porque esto es así, que esos chavales van a penetrar el hogar fortificado a toda costa para brindarnos unas cuantas escenas de violencia desmesurada y muertes a mansalvas donde sólo iba a haber una noche pacífica y segura.
En “The Purge: la noche de las bestias” encontramos algunos clichés que este tipo de películas (las “home invasion” que las llaman) inevitablemente ha creado:
- No es ciencia-ficción futurista, pero es una medida que se implanta en el futuro y, en cierto modo, recuerda a “In Time“, sobre todo en la parte de que los más perjudicados, como siempre, son los pobres que no pueden protegerse de nada y los ricos los que disfrutan de todo.
- Los agresores principales son un grupo de chicos jóvenes liderados por un psicópata amable con una sonrisa perfecta. ¿Dónde hemos visto eso antes?
- Los padres están buenos y en cuanto a personalidad nada los distingue de otros protagonistas apurados como los de “Funny Games” o “Los extraños“, aunque poca instrospección puede desarrollar un personaje que necesita sobrevivir a toda costa. Aún así, se echa de menos la variedad.
- Los malos también están buenos (o lo intentan) y suelen ser blancos sin tintes raciales, de buena clase a ser posible y con exquisitos modales.
En cuanto a lo demás, no encontramos nada nuevo. El guión se retuerce tratando de dar giros que nos sorprendan, pero cada uno de ellos es enternecedoramente predecible y los esfuerzos de James DeMonaco se pierden por culpa de las intenciones, que se apestan a los pocos minutos con diálogos demasiado explícitos y homenaje -o refrito- de demasiadas películas que nos conocemos de pe a pa (“Perros de paja“, “La naranja mecánica”, etc.).
Aún con todo, “The Purge: la noche de las bestias” resulta entretenida y los escasos 80 minutos que dura se pasan rápido. Los primeros 50, al menos, os prometo que no los noté. Hay gente guapa, acción y psicópatas carismáticos. Si no estáis cansado de esto, quizá sea una buena apuesta. Eso sí, no esperéis reflexiones sesudas o un simulacro de lo que podría significar realmente establecer el mecanismo de purga.