Se va la primera mitad del año. Casi sin darnos cuenta, son ya seis meses los que nos hemos llevado por delante. Un tiempo cargado de grandes estrenos e infinidad de películas. Entre todas ellas, hemos querido seleccionar una docena de obras que nos han regalado horas de cine de altura. Distintos géneros y propuestas muy diferentes, pero un denominador común: Talento a raudales en la gran pantalla.
1. La La Land: Si el mundo tiene un escenario ideal para mezclar éxito y fracaso ese es la ciudad de Los Ángeles. Allí, los sueños de los menos se hacen realidad mientras que los de la mayoría se estrellan contra el suelo. No se podría imaginar un mejor contexto para que Emma Stone y Ryan Gosling desplegasen todo su talento y esa química a la que tan acostumbrados nos tienen. Una película con tan arrollador encanto no podría tener mejores exponentes. Sus miradas son el espíritu de La La Land. Estamos ante un fenómeno cinematográfico, pero de esos que se merecen serlo. El qué y el cómo resultan magníficos. Hay rabia, encanto y melancolía de un futuro que no existe y que deseamos con todas nuestras fuerzas.
2. Moonlight: La vida de un chico negro americano en un entorno complicado parece una historia nacida para caer en los lugares comunes. Rap, pandillas, atracos a licorerías y la falta de oportunidades serían pilares suficientes para facturar un producto resultón. De hecho, si añadimos el tema de la homosexualidad, parece que ya podemos prepararnos para vivir un dramón plagado de momentos descorazonadores. Eso es lo que haría cualquiera que no fuese Barry Jenkins y que no hubiese construido la descomunal maravilla que es Moonlight. filme. Amor romántico, amor maternal, amor altruista y amor tóxico. No hace falta ver, oír, ni tocar para que las emociones se claven como espinas. La sutileza bien gestionada puede golpear mucho más duro que nada.
3. Manchester frente al mar: Retrato del dolor y crónica de la vida cuando se rompe. Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. Lo que pasa es que la carga que este tipo lleva a sus espaldas es mucho más pesada que cualquiera que podríamos imaginar…
4. Múltiple: Puede que desde su opera prima, Shyamalan no haya conseguido un éxito similar. Y es queMúltiple resulta absolutamente seductora. Tiene el atractivo de ese cine que, al cabo de unos minutos, hace que te preguntes si estabas respirando. Es ahí cuando coges una profunda bocanada de aire para enfrentarte a la tensión que sobrevendrá, porque Múltiple no permite más descanso que ese.Como en sus mejores trabajos, M. Night Shyamalan desarrolla a la perfección esa sombra simbólica con la que ya tiene casi todo ganado. Una amenaza desconocida flota en el ambiente y, durante gran parte del metraje, el objeto no es otro que el de alimentarla con el firme objetivo de menoscabar nuestro ánimo ante la promesa de una fatal irrupción. Si a eso le añadimos un plano final inconmensurable…