En Netflix nos tenían demasiado malacostumbrados a eso de ofrecernos joya tras joya, por lo que las recientes cancelaciones de varias series, así como la decepción de productos tan ambiciosos como Gipsy nos habían dejado un poco fríos. Desde el estreno de Por 13 razones no habíamos vivido una feliz noticia, por lo que empezábamos a estar ávidos de sentarnos frente a los televisores y encontrarnos un producto de esos que nos seducen.
Afortunadamente, la espera ha llegado a su fin. Revestida de una intensa campaña promocional y con una estética de lo más atractiva, Netflix daba la bienvenida a GLOW. La serie no tardaba en seducirnos gracias a la convergencia de una serie de factores tan importantes como la originalidad, el estilo, el humor, la emotividad y unas interpretaciones dignas de mención. Es suficiente con ver los primeros episodios para darse cuenta de que estamos ante una pieza imprescindible de la televisión.
En Los Ángeles de los años 80, un grupo de inadaptadas se convierten en populares luchadoras. Desesperada por lanzar su carrera como actriz, Ruth acude a un casting en un gimnasio de Los Ángeles. Pero pronto se da cuenta de que no se trata de la típica audición. Así, la joven actriz en paro mantiene su sueño vivo al conseguir el papel de una luchadora junto a otras mujeres.
Completamente de acuerdo contigo, es original y tiene sus puntos cómicos.
Hay personajes que a lo largo de los episodios evolucionan a pasos agigantados y por suerte todos tienen su hueco y su importancia.
La estética, el vestuario, la música de diez.
Menos mal que para gustos, los colores.