Fue una de las maniobras más complicadas de la historia del cine. Hace un par de años, Marvel y Sony llegaban por fin a un acuerdo para que Spider-Man pudiese integrarse en el universo cinematográfico de la compañía. Muchos meses de durísimas negociaciones desembocaban en una noticia más que feliz para millones de fans en todo el mundo, pero el precio pagado por Marvel no fue ninguna minucia.
Conseguir sacar al Hombre Araña de Sony tras cinco películas solo pudo hacerse realidad después de que Marvel pusiese sobre la mesa una increíble oferta. La filial de Disney aceptaba que todo el dinero de la recaudación de Spider-Man: Homecoming y las películas en solitario del personaje fuesen a parar a manos de Sony, que se encargaría de costerar la producción (170 millones en esta primera entrega).
Visto así, puede parecer un trato extraño para Marvel, pero nada más lejos de la realidad. La Casa de las Ideas se reservaba los beneficios derivados de la aparición de Spider-Man en el resto de películas del universo Marvel, como Civil War o las dos entregas de Infinity War. Del mismo modo, el hecho de quedarse con todos los beneficios de merchandisig de Spider-Man convertía el acuerdo en muy beneficios para ambas partes.