Baby, un joven y talentoso conductor especializado en fugas (Ansel Elgort), depende del ritmo de su banda sonora personal para ser el mejor en lo suyo. Cuando conoce a la chica de sus sueños (Lily James), Baby ve una oportunidad de abandonar su vida criminal y realizar una huida limpia. Pero después de haber sido forzado a trabajar para un jefe del crimen (Kevin Spacey), deberá dar la cara cuando un malogrado golpe amenaza su vida, su amor y su libertad.
¿Qué pasa cuando le das vía libre a Edgar Wright y un repartazo que quita el sentido? Pues cosas como Baby Driver. El responsable de Zombies Party o Scott Pilgrim contra el mundo es uno de esos tipos a los que adoramos sin paliativos. Cada vez que se pone tras las cámaras, el ingenio se dispara hasta dosis nunca vistas. Pero parece que Baby Driver es capaz de superar cualquier expectativa, ya que esta cinta de acción cargada de humor ha conseguido la increíble cifra de un 97% de críticas positivas en RottenTomatoes.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante una de las grandes películas del año y, probablemente, la mejor cinta del brillante Edgar Wright, lo que no es poco decir. Esta mezcla de adrenalina, acción y música resulta cautivadora a niveles asombrosos. Puede que estemos ante uno de los montajes más brutales de la historia del cine, lo que contribuye de forma determinante a encandilarnos. Todo es apabullante en un filme de hermosa puesta en escena y en la que se derrocha talento por los cuatro costados.
No deja de sorprendernos como Baby Driver funciona a las mil maravillas mientras camina por la fina linea que separa el talento del caos. Al borde de caer por el precipicio, la cinta luce todas las virtudes de un director al que hay que quitarle la correa para que pasen cosas así. No podemos dejar de imaginar cómo habría sido Ant-Man si en Marvel no se hubiesen asustado y no hubiesen prescindido de nuestro adorado Edgar Wright.