Hollywood no conoce la palabra “clemencia”. La industria del cine siempre se ha caracterizado por un olvido indignante hacia las actrices que se acercan a su madurez. Poco importa que fueses la estrella más brillante del firmamento, ya que no hay piedad y las excepciones van poco más allá de Meryl Streep.
Pronunciar el nombre de Michelle Pfeiffer sigue siendo sinónimo de belleza y talento para cualquier cinéfilo. Sin embargo, los últimos quince años se han saldado con un raquítico balance de diez películas. Gran parte de ellas, obras menores y más que olvidables. Su colaboración con Tim Burton en “Sombras Tenebrosas” (2012) y “Malavita” (2013) eran las últimas noticias que teníamos de una actriz por la que los grandes directores se pegaban. “Las amistades peligrosas”, “Scarface”, “Batman vuelve”, “La edad de la inocencia”, “Mentes peligrosas”, “Los fabulosos Baker Boys”… Ni una filmografía de ese calibre, ni tres nominaciones al Oscar salvarían a Michelle Pfeiffer del olvido.
Sin embargo, todo está a punto de dar un giro radical. La actriz ha logrado subirse a dos de los proyectos más esperados de los próximos tiempos. Por un lado, el próximo mes de noviembre asistiremos al regreso de la actriz con un papel principal dentro de Asesinato en el Orient Express. El paso se antoja trascendental en la carrera de una intérprete que, al mismo tiempo, ya ha confirmado su incorporación al universo cinematográfico de Marvel con Ant Man & The Wasp. Es el momento de que Michelle Pfeiffer protagonice una de esas resurrecciones que tanto nos gustan. Esperemos que su regreso sea para quedarse. Talento le sobra…