Todavía hay quien hoy se atreve a decir que atravesamos buenos momentos de cine… Queridos amigos, es el momento de asumir que tenemos que hacer algo como espectadores si es que queremos seguir encontrando buen cine en nuestras salas. Estas palabras pueden parecer fruto de ese romanticismo corrupto que considera “viejo” como sinónimo de “mejor”, pero nada más lejos de la realidad. Vivimos tiempos en los que las grandes compañías saben que nos fumamos cualquier cosa en la que haya mucho ruido, explosiones y efectos especiales. Eso ha llevado a que el cine que nos encontramos se acerque demasiado a lo irrelevante. Y es que, después de muchos meses de 2018, difícilmente podréis encontrar más que 3 o 4 películas medianamente memorables.
Viajemos, por ejemplo, a 1992. Exactamente hace 28 años, la lista de películas estrenadas en un año no demasiado glorioso era sustancialmente mejor a lo que vemos ahora. Vale que este 2020 no cuenta, pero pensemos en cualquiera de los años pasados y comparémoslos con aquel 1992. Cierto es que el paso del tiempo es vital para la creación de mitos, pero… ¿En serio veis muchas películas de estos últimos años convirtiéndose en leyendas? Podéis creer que el año de referencia lo elegíamos al azar, pero atentos a lo que encontrábamos.
– Sin Perdón
– Dracula, de Bram Stoker
– Reservoir Dogs
– Batman Vuelve
– Algunos hombres buenos
– Instinto Básico
– El guardaespaldas
– Aladdin
– Maridos y mujeres
– Esencia de mujer
– Soldado universal
– Como agua para chocolate
– Juego de patriotas
Efectivamente, hemos pasado por la mera superficie de 1992 y nos hemos encontrado con más de una docena de películas que, a día de hoy, son patrimonio imprescindible del cine. Haced el mismo ejercicio con cada año. Sistemáticamente iréis descubriendo que ocurre algo similar hasta un punto cronológico cercano al nuevo milenio, en el que paulatinamente empieza a descender el número de películas memorables. Hay que empezar a cambiar esto cuanto antes…