Si eres de los que caen rendido ante la imaginativa de la buena ciencia ficción, esta es tu película. Si simplemente no puedes resistirte a los encantos de las historias inteligentes, este también debería ser lugar de peregrinación para ti. Hablamos, como no podría ser de otra forma, de Ex Machina.
Nathan, un programador multimillonario con fama de reclusivo, selecciona a Caleb, un joven empleado de su empresa, para que pase una semana con él en un lugar remoto en las montañas con el objetivo de que participe en un test en el que está involucrada su última creación: Ava, un robot-mujer en el que inteligencia artificial lo es todo.
Si una sorpresa agradable nos dejaba el año 2015 esa era esta absorbente producción. Audaz, brillante, claustrofóbica e insana, Ex Machina es una maravilla en la que Alicia Vikander irrumpe como la joya de la corona. Desde el primer minuto, la sensación de que algo profundo y trascendente ocurre más allá de nuestra comprensión se hace evidente en una película en la que, al mismo ritmo que el personaje de Domhnall Gleeson, vamos cayendo en un juego para el que no estamos preparados. Como espectadores, el hecho de que nos intentan arrastrar hacia alguna parte se nos manifiesta claro, lo que pasa es que no nos damos cuenta del destino hasta que ya es demasiado tarde. Ex Machina ha tendido sus redes y ya no podemos escapar.
Siempre es agradable ver que se puede hacer ciencia ficción sin necesidad de apostar más que por lo visualmente imprescindible. Todo funciona de forma óptima en una pequeña y reciente maravilla del cine.