Es uno de nuestros grandes traumas cinematográficos. Allá por el año 1995, David Fincher firmaba una de las obras más importantes de la historia del cine. Seven se presentaba en sociedad para convertirse en pieza imprescindible. Todo resultaba perfecto en una película que alcanzaba la categoría de obra maestra con su descomunal final.
Nunca vimos lo que había en aquella caja, pero siempre hemos sabido que la cabeza de Gwyneth Paltrow debía guardarse allí. Y es que John Doe (Kevin Spacey) lograba destruir al personaje de Brad Pitt en una escena que, más de dos décadas después, ha sido explicitada por la propia Gwyneth Paltrow con un divertidísimo disfraz de Halloween. Muy atentos, porque esto es lo que nunca pudimos ver en el final de Seven.
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