Ya tenía pintaza de base. Netflix anunciaba hace meses el desarrollo de la adaptación del libro de John Douglas “Mid Hunter: Inside The FBI´s Elite Serial Crime Unit” o, lo que es lo mismo, “Cazadores de mentes: Dentro de la Unidad de Crímenes es Serie del FBI”. Cualquiera que conozca la obra no será ajeno a que se trata de un descomunal trabajo centrado en las experiencias de Mark Olshaker en la captura de criminales tan emblemáticos como Charles Manson o James Earl Reyde.
Así se presentaba en la parrilla de la plataforma Mindhunter, la serie que ya ha conseguido quebrar nuestra voluntad. Y es que la propuesta de David Fincher resulta brillante. El responsable de Seven, El Club de la Lucha o Perdida no es de los que defraudan, por lo que su regreso a la pequeña pantalla no podría resultar más ilusionante.
Hace unos años, el bueno de Fincher se lanzaba al mundo de la televisión con una serie hoy convertida en una de las más aclamadas por los seriéfilos y titulada House of Cards. Efectivamente, el director cruzaba sus pasos con los de Netflix, iniciando una relación que ahora nos deja Mindhunter, un trabajo de esos que marcan época.
Capaz de ponernos la piel de gallina, lo que nos muestra la serie es una disección perfecta del lado más extraño del ser humano. Y es que Mindhunter camina por el camino del gris oscuro, enfrentándonos a elementos francamente perturbadores. No son necesarias las carreras o los tiroteos para sentir el escalofrío propio de la puesta en escena de un David Fincher que juega con nuestro ánimo sin ningún pudor. Brillante obra.