Las aguas bajan revueltas por Pixar. La filial de Disney está revolucionada desde que John Lasseter, su cofundador y director, anunciase una despedida temporal. En un comunicado, el hombre fuerte de la compañía se disculpaba con todos los trabajadores que, en algún momento, pudiesen haberse sentido incómodos con su forma de actuar. Automáticamente, The Hollywood Reporter comenzaba a publicar los malos hábitos de un tipo muy dado a tocar demasiado y a besar de forma frecuente. De hecho, incluso se achacaba a estos comportamientos la renuncia de Rashida Jones y Will McCormack, los encargados de desarrollar el guión de Toy Story 4.
Automáticamente, los guionistas corrían a desmentir tales hechos. No había existido ninguna clase de acoso sexual. Sin embargo, las acusaciones que lanzaban contra Pixar eran de importante gravedad, ya que se apuntaba a su machismo y racismo como causas de la renuncia.
“La velocidad precipitada a la que los periodistas han estado nombrando a los consecutivos criminales hace que algunas informaciones sean irresponsables. No abandonamos Pixar por acercamientos indeseados. Eso es falso. Nos fuimos por diferencias creativas y, aún más importante, filosóficas. Hay mucho talento en Pixar, y seguimos siendo enormes fans de sus películas. Sin embargo, también tienen una cultura en la que mujeres y personas de color no tienen una voz creativa equitativa”, afirmaba un comunicado que exculpaba a Lasseter de las graves acusaciones de acoso, pero que dejaba temblando la imagen de Pixar.