3. Okja: El director Bong Joon-ho(Snowpiercer, The Host) se marca una cinta con tintes infantiles y aires de reivindicación ecologista, pero que resulta ser muchísimo más que eso. Trepidante y profundamente emotiva, la cinta muestra un abanico de virtudes suficiente como para hacerse un hueco de honor entre las grandes sorpresas del año.
2. La guerra del Planeta de los Simios: Durante dos películas habíamos asistido a la lucha por la libertad de unos simios que, sorprendentemente y con algún matiz, en ningún momento han buscado la confrontación son el ser humano más allá de liberarse de sus grilletes. El origen del Planeta de los Simios era el primer paso de una sociedad que buscaba asentarse en El amanecer del Planeta de los simios. Con la segunda cinta ya empezábamos a darnos cuenta de que se estaba tejiendo una trilogía de creciente oscuridad y mucho más rica en su fondo de lo que podríamos imaginar. Sin embargo, la última película nos ha rompía los esquemas. Como si de una lírica adaptación de La Gran Evasión se tratase, la saga decía adiós con la fractura de la línea entre animales y humanos.
1. Blade Runner 2049: Blade Runner 2049 no es Blade Runner, pero tampoco lo pretende. Hay un tema y un trasfondo que se aborda desde un punto de vista audaz y elegante. Detrás de un acabado sublime e hipnótico nos encontramos con que nuestro cerebro reflexiona a la velocidad de la luz. Ese es el objetivo de una cinta consciente de que no se puede igualar la sutileza de la sugerencia y la emocionalidad desbocada con la que nos despacha la obra maestra de Ridley Scott, pero que nos ofrece otras mil y gratificantes experiencias.