- Los vigilantes de la playa:El retorno a las playas de Santa Mónica no ha sido todo lo satisfactorio que cabría esperar. Pese a que los más nostálgicos estaban más que dispuestos a pasarlo en grande, la realidad presentada en la película se alejaba notablemente de lo esperado. Nada de encanto en un filme sin identidad, a medio camino entre la acción y la parodia.
- La Torre Oscura: Tras años esperando el momento, la obra más grande de la literatura de Stephen King al fin llegaba a la gran pantalla. Un reparto formado por Idris Elba y Matthew McConaughey invitaba al optimismo, pero la sensación de que la cosa fallaba iba apoderándose de todos incluso antes del estreno. Finalmente, los peores augurios se confirmaban y la cinta se presentaba como una pobre y superficial visión de lo que el maestro King imaginó un día. Sobresaliente decepción para todos.
- Underworld: Guerras de Sangre: No se puede comprender que actores del calibre de Kate Beckinsale o Charles Dance se hayan prestado a semejante desastre. La cinta que venía a poner el punto y final a la larga guerra entre las dos razas se convertía en poco menos que ridícula. Más allá de ofrecernos una recopilación de momentos vergonzosos, Underworld: Guerras de Sangre se marcaba un caos narrativo de esos que hacen historia. En muchos momentos del filme nos sentíamos abrumados ante semejante falta de conexión y un montaje lamentable. Poco o nada tiene sentido en esta carrera hacia adelante que se nos presenta. Efectos cutres a más no poder aderezan el desarrollo de un filme que llega a un clímax irrisorio y que, de repente, se acaba. Indigno final para una saga que merecía una despedida más honrosa.
- El muñeco de nieve: Ha sido una sorpresa de lo más desagradable. De entre las grandes citas cinematográficas que restaban para cerrar el 2017, El muñeco de nieveera una de las más destacadas. La película de Michael Fassbender y Rebeca Ferguson se convertía en la esperada adaptación de la novela de Jo Nesbø. Sin embargo, la realidad es que la película no tiene sentido alguno. Cada acto es capaz de superar el sinsentido del anterior. Para olvidar…