Después de la década prodigiosa, ahora es el turno de la década calamitosa. Lo de Will Smith se ha convertido en uno de los casos más extraños de la historia del cine. El actor más querido de Hollywood y el tipo capaz de convertir en descomunales exitazos absolutamente todas sus películas durante más de diez año, parece que ahora es incapaz de salir de la espiral de fracasos en la que está inmerso. Cada uno de sus estrenos desde 2008 consigue ser masacrado por crítica y público, lo que ha vuelto a producirse.
A lo largo de los últimos meses, Bright había conseguido despertar enorme expectación. La cinta más ambiciosa de Netflix tenía pintaza, pero el resultado creativo ha vuelto a ser pobre. Cierto es que parece que el filme no tendrá grandes problemas de cara a ser rentabilizado por la compañía, pero el espaldarazo que esperaba el actor ha quedado lejos de producirse. Un 72% por cierto de críticas negativas son buena prueba de ello.
Ambientada en un presente alternativo donde los seres humanos, orcos, elfos y hadas han convivido desde el inicio de los tiempos, dos policías con perfiles muy distintos patrullan juntos. Uno es el humano Ward (Will Smith), y el otro el orco Jakoby (Joel Edgerton). Ambos inician una guardia nocturna que cambiará el futuro y el mundo que conocen. A pesar de sus diferencias personales, deberán trabajar juntos para proteger a una joven elfo y una reliquia perdida que, de caer en las manos equivocadas, podría destruirlo todo.