Todo cinéfilo que se precie es capaz de reconocer que el Joker de El Caballero Oscuro es una de las mejores interpretaciones de la historia del cine. Heath Ledger se sacaba de la manga un trabajo de esos que se convierten en eternos, ya que el amor del público es incomparable. Sin embargo, casi dos décadas antes, un tal Jack Nicholson no se quedaba atrás en su recreación del temible guasón de Gotham para el Batman de Tim Burton.
Seguro que cualquiera de esas dos recreaciones del villano difícilmente habrían sido mejorables, pero lo cierto es que Tim Burton barajaba un primer nombre para meterse en la piel del guasón que, a bien seguro, habría resultado mítica.
Cierto es que todavía no había nada claro y que el proyecto se encontraba en sus fases iniciales, pero el primer nombre al que se acudió fue el del mismísimo David Bowie. El Rey de los Goblins de Dentro del Laberinto tenía ese extravagante perfil que tanto gustaba a Tim Burton, pero pronto quedaría descartado, ya que el Duque Blanco decidía rechazar una propuesta que no le sonaba demasiado bien. Así, la figura de Jack Nicholson pronto irrumpía en escena para convertirse en objeto de deseo de director y estudio. Afortunadamente, el ganador de tres Oscars si que aceptaba la oferta, aunque no sin dificultades.