Todo cinéfilo que se precie es capaz de reconocer que el Joker de El Caballero Oscuro es una de las mejores interpretaciones de la historia del cine. Heath Ledger se sacaba de la manga un trabajo de esos que se convierten en eternos, ya que el amor del público es incomparable. Sin embargo, casi dos décadas antes, un tal Jack Nicholson no se quedaba atrás en su recreación del temible guasón de Gotham para la cinta de Tim Burton.
Seguro que cualquiera de esas dos recreaciones del villano difícilmente habrían sido mejorables, pero lo cierto es que Tim Burton tenía muy claro el nombre del actor que iba a convertirse en el Joker en sustitución de Jack Nicholson.
La realidad es que Nicholson siempre fue la principal opción para el papel. La dificultad radicaba en convencer al legendario actor de que se sumase a una cinta de superhéroes, ya que el género no gozaba del respeto que hoy tiene. Llegados a cierto punto, el director dio por perdida la opción, recurriendo a un grande como Robin Williams. El tristemente desaparecido actor estaba encantado con la idea de ser el Joker. Todo parecía hecho, cuando un sorprendente cambio de parecer hacía que Jack Nicholson aceptase el papel. En ese momento, Burton y Warner comunicaban a Williams que se quedaba sin ser el Joker, provocando un descomunal cabreo en un actor que entendió la maniobra de su posible fichaje como una forma de presionar a Nicholson.